Si estás viendo la Rogue One (que seguramente ya la viste, pero debes verla nuevamente, porque todo tendrá un nuevo sentido).
Rogue One es, con mucho, la mejor película de Star Wars en décadas y la que recupera el sabor de la trilogía original más que cualquiera de las precuelas o secuelas. A raíz de Andor, la película ahora se desarrolla de manera muy diferente para algunos personajes que tenían papeles más importantes en ese programa.
Cassian Andor (Diego Luna) tiene aquí un papel secundario frente a Jyn Erso (Felicity Jones), una joven que inesperadamente tiene la clave para salvar a la Alianza Rebelde de la Estrella de la Muerte. El padre de Jyn, Galen Erso (Mads Mikkelsen), ayudó a construir la Estrella de la Muerte, y el mensaje que tiene para su hija puede ayudar a los rebeldes a destruirla. Pero primero, hay que convencer a Jyn para que acompañe a Cassian y a su droide, K-2SO (Alan Tudyk), en una misión a un mundo bajo ocupación imperial. A partir de ahí, está claro que la única forma de detener la Estrella de la Muerte es robando los planos de la instalación más segura de todo el Imperio.